Tocando para llorar menos
02.04.13 Los chicos de Amaranto Chañi están buscando la forma de desahogar su
sensación de horfandad musical. Siguen los homenajes.
Una
novena muy especial, es la que se proponen hacer los hijos musicales de
Amaranto Chañi. Es que los niños y adolescentes que como decíamos el sábado
pasado, quedaron huérfanos de él, de su talento, de su paciencia, de su
alegría, no pueden dejar de llorar al recordar a su “Viejito” –como le decían
todos-. Así es que decidieron seguir tocando en estos nueves días posteriores a
su entierro, al frente de la peluquería.
“El no quería que le recen, quería que toquen”, cuenta Jesús
Alarcón, papá de uno de uno de los integrantes del grupo Amaranto, y el
encargado del conjunto, quien además tiene otros niño más chico que estaba
aprendiendo con Amaranto.
De alguna manera, tocar enfrente de esa peluquería (que por
estos días permanece cerrada esperando la decisión acertada de algún
funcionario que se proponga mantener este semillero, en honor a Amaranto y en
homenaje a n nuestros niños que allí encontraban la contención social que no
hay en otros lugares), servirá para transitar el duelo con menos tristeza y más
emotividad. Así de alguna manera, y en algún momento cuando pasen los días,
esos hijos artísticos de Amaranto lo volverán a recordar con alegría. Por lo
menos eso es lo que se proponen sus padres, dándoles riendas sueltas para que
toquen, y toquen, y toquen, hasta desahogarse.
Todavía siguen pegados los carteles que se proponían dar fuerzas al maestro cuando estaba internado, y a ellos se sumaron los del dolor por la partida en la madrugada del viernes.
Todavía siguen pegados los carteles que se proponían dar fuerzas al maestro cuando estaba internado, y a ellos se sumaron los del dolor por la partida en la madrugada del viernes.
Con este marco, el público que emocionado pasa por el lugar y
aplaude con fervor a esos extraordinarios artistas, podrá ver y escuchar un
espectáculo de primer nivel instrumental, todos estos días. Hasta que se cumpla
la “novena” de Amaranto. En distintos horarios, cuando las actividades
escolares se lo permitan, los chicos estarán tocando en la vereda del frente de
la peluquería.
El comentario que más se repite es que Amaranto no sólo les
enseñaba a tocar, sino que les enseñaba a vivir con buen humor, con
positivismo, a ser educados y a los changos, a ser “piropeadores”. Sí, porque
el “Viejito” era de piropear a cuanta mujer se acercaba por el kiosko o la
peluquería. Cada clienta recibía el plus de un lindo piropo, encantador,
respetuoso, que le alegraba el día. “Todos estos” –nos contaba Jesús señalando
a los chicos que estaban tocando- “son piropeadores gracias a él”. Y si eso no
es transmitir buenas costumbres, entonces de qué estaríamos hablando.
Esa sin dudas va a ser la huella más fuerte que dejó el más
chico de los hermanos Chañi, el haber llegado al corazón y a las
costumbres de todos sus hijos de la peluquería.
Fuente: Diario El Tribuno de Jujuy.
Por: Maria Eugenia Monteros.
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